miércoles, 23 de septiembre de 2009

Dos que no cuentan

Los pilotos de Pluna se las bancan. Tienen unos avioncitos muy buenos, deputamadre dirían algunos, que son chiquitos pero super ágiles. La sensación ahí no es la de un ónibu, sino más bien una moto. Y con lluvia se mandaron igual, casi hasta se diría que puntuales, y encararon a Carrasco bien a los vaivenes que me dio impresión. Pero llegué, y gracias a los pilotos de Pluna que se las bancan, el jueves pintó delivery de chivito.
Voy a obviar las menciones a cierto lugar que llamamos primero y que sigue cerrado, para que no me acusen de yeta. Sigo. Hechamos suertes y salió Grazie Italia, que según alguien (creo que Ricky, pero ya me equivoque una vez con esto) dijo que estaban muy Buenos, pero que había que comerlos ahí. Y es verdad que, todos sabemos, como por delivery no se aprecia bien el tema, que los de delivery no cuentan. Y va una que no cuenta.
Igual la cuento, porque también es verdad que todos sabemos que sabemos que estamos evaluando algo de delivery, y lo juzgamos como tal. Igual queda pendiente ir personalmente a hacer las cosas con la formalidad que se merecen.
Estaba bueno. Es onda el de Don Ciccio, pero con un pan mas migoso, y sin la delicadeza del armado perfecto que lograron ahí. Los ingredientes, de primera. Los palmitos los mandan en rodajas y no picados, y eso me parece interesante (raya en lo tosco, pero son palmitos así que vale la pena). La carne como corresponde, buena humedad, buen todo.
El packging del delivery, que es un elemento importante porque es lo que hace la diferencia entre recibir un sándwich y recibir una ensalada caliente con pan mojadito, estaba bueno porque aislaba cada sándwich, y lo aprisionaba lo justo para darle forma sin aplastarlo. Faltaría que te los etiqueten para que sea más fácil identificarlos, que es una buena práctica que acostumbraban en ese-lugar-que-está-cerrado. Así que los abrimos para ver que tenían adentro y los repartimos, cada cual con su cual.
El pedido vino sin errores. Había algunos “como viene” (esta vez incluido el mío), y algún hinchapelotas (esta vez yo no fui). Y vino perfecto, que no es poca cosa.
Un tema que es medio imperdonable es que, si tenés chivitos, tenés que tener fritas. O sea, no te la mandes de pizzero ortodoxo que no mezcla, porque ya pecaste mezclando pizza con chivito, y las fritas no te van a hacer ni más ni menos algo, y a los que nos interesa el tema nos hace la diferencia tener todo resuelto en un llamado, o tener que hacer una maniobra como la que detallo a continuación.
Las fritas las comimos de Las Papitas. Son amigos míos, y este chivo es a voluntad. Nos fuimos a buscarlas mientras venía el delivery, y trajimos dos conos con cuatro salsas. Impecable.
El remate fue el domingo. La onda era mimetizarnos con la uruguayada haciendo cosas bien charrúas, como comer a Los Yuyos y terminar en La Rural del Prado.
Los Yuyos está más pintoresco que bueno, pero está bueno al fin. Yo cometí un error, y en lugar de pedir parrilla le creí al menú y a la moza, y pedí chivito. Un chivito al pedo, no malo, pero si al pedo. Ni vale la pena comentarlo. Tanto, que no cuenta. (Gracias Alan por el concepto). Y entonces son dos que no cuentan.

Solo comento que el almuerzo terminó con una caña con orejones y un grapa-con-algo-que-no-nos-gustó, y después de apretujarnos con medio Montevideo en La Rural, terminamos en el Club de Golf tomando un completo, qué está muy bueno pero le tenés que tener paciencia al mozo, que no caza una.
Después Pluna de nuevo.


Los Yuyos

Grazie Italia

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